Un día de 2007 Vicente Escrihuela, parleño de 32 años, estaba jugando al Scalextric con su cuñado, cuando este le propuso ir a un nuevo circuito de karts que acababa de abrir en Toledo. Tras subirse a uno de estos vehículos que parecen casi de juguete volvió a recordar su pasión de juventud: el motor. A esas primeras vueltas le siguieron muchas otras.
El año siguiente comenzó a practicar de manera semiprofesional este deporte. Escrihuela se proclamó en 2009 campeón de Castilla-La Mancha y acaba de ganar la Superliga CR Karting. Ahora ha decidido combinarlo con las carreras de turismos. Espera clasificarse para el campeonato mundial de karts, que se celebrará en junio en Viena.
“Es una diversión, pero te lo tienes que tomar en serio”, asegura Escrihuela. Para costear las carreras trabaja como mozo de almacén en Seseña y ha tenido patrocinadores. Este año aún no sabe si va a poder contar con ayudas para participar en el campeonato de turismos, del que el año pasado quedó subcampeón. “Tienes que hacer deporte, trabajar mucho el tronco y el cuello y no salir los fines de semana, para luego no tener que eliminar toxinas extra”, explica entre risas.
El piloto reconoce que su época de salir de copas ya pasó y que en 2008 decidió meterse en esto “de verdad”. Escrihuela asegura que hace falta mucha preparación para este deporte. “No es solo cuando te montas en el kart, es que cuando te vas a dormir sigues pensando en cómo puedes dar mejor esa curva o ser más rápido”, explica. El piloto señala que la competición ha sido posible para él porque ha tenido unos horarios de trabajo fijos que le han permitido dedicarse con constancia a la preparación física.
Con 28 años retomó la pasión que había quedado relegada a afición en su adolescencia. Esas partidas al Scalextric le recordaron la sensación de las carreras. “Mi cuñado y yo empezamos a comprarnos cascos y monos, y aquí sigo”, cuenta.
Fue su padre el que le metió el gusanillo del motor cuando era un niño. Su progenitor, dueño de un taller, había participado en rallies como copiloto. Escrihuela empezó a rodar en el mundo de las minimotos, el mismo punto de partida de muchos de los que hoy son campeones de las grandes cilindradas, pero cuando la cosa empezó a ponerse seria, hacía falta un patrocinador que nunca apareció. Su familia no podía permitirse costear su carrera así que quedó aparcada.
Las carreras de karts, aunque vistosas, no son peligrosas. “Si haces las cosas con conocimiento y cuidado, no hay ningún problema”, indica Escrihuela. Lo fundamental: no llevar ningún pañuelo ni capucha que pueda enredarse en la parte trasera del vehículo.
Este año aún no sabe si podrá competir, porque sigue a la búsqueda de patrocinadores, aunque ve posible poder participar en una de las pruebas clasificatorias para el campeonato mundial de karting. También aspira a correr en otra del campeonato de turismos, algo que puede llegar a costar 6.000 euros. Si gana en esta cita, afirma que donará el premio a la ONG Aldeas Infantiles. Por ahora, explica que está en conversaciones con el Ayuntamiento de Parla, una multinacional de coches y una empresa local